(Por Alberto Arce p).
Una cancha llena como en los viejos tiempos.
Un enfrentamiento futbolístico que despierta tras un largo letargo y a través del relato de padres/hijos/abuelos vuelve porque lo trajeron de vuelta y fortalecido sentires que nunca se harán olvido como la Zamba del Grillo.
Y en ese regreso la cancha muestra familias completas y una presencia femenina (abuelas, madres, hijas, hermanas, tías, sobrinas) que no estaban representadas por el género en la fotografía imaginaria de 40 años atrás.
Una cancha llena y con entradas que no son prohibitivas desde el precio para el bolsillo de la gente.
Nuevos hinchas descubriendo de uno y otro lado que el relato paterno o de ese abuelo emocionado que ya no está no era exagerado, que detrás de un enfrentamiento como este había espacio para centenares de historias que desde ayer vuelven a cobrar brillo y esplendor embellecidas por los protagonistas de estos nuevos tiempos.
Partido bravo, más adentro que afuera, llevado hasta los límites en cuanto al temperamento; con un alto contenido emocional de principio a fin y con un análisis en el pitazo final que va mutando a medida que transcurren las horas dando paso a diferentes puntos de vista todosvrespetables y con el prisma individual de los que creemos que hay partidos que no terminan nunca, que se seguirán jugando eternamente.
El alivio de un gol casi sobre el final y del otro lado sensación con una mezcla de bronca e impotencia de un resultado que se escapa por una pirueta ensayada y ejecutada por un futbolista en el que conviven un malabarista, un velocista, un mago, un escapista, un goleador, un pibe querible, angelado y con una carita de bueno que contagia ternura y que para los defensores rivales representa un asesino serial del área. Todo junto en ese pequeño envase. Si hubiese nacido cientos de años atrás en el lejano oeste, antes que se inventara el fútbol seguro que su cabeza hubiese tenido precio y la recompensa de su captura muy generosa en monedas de oro. El problema antes o ahora hubiese sido el mismo: encontrarlo.
Lo maravilloso del fútbol es que sus historias se reciclan y las revanchas llegan convertidas en nuevos episodios.
Y mientras tanto la imaginación futbolera del hincha sigue maquinando lo que pasó, los goles que fueron y los que pudieron ser.
Acción Juvenil sigue de cumpleaños por las canchas de la provincia.
Alumni, pese a la derrota en la agonía del juego, no volvió con las manos vacías. Movilizó a casi 500 hinchas hasta General Deheza que se multiplicarán como los panes y los peces cuando el 5 de enero, en vísperas de Reyes, la mesa esté servida para la última cena.
Ph: lopezandres.11