Vendedor de café, praliné, medias, peines (o lo que venga) en el centro de la Villa, lo cruzo todos los días. Brazo en alto si venimos por veredas separadas, un “choque esos cinco” si el encuentro es frontal y una breve caminata juntos hasta la próxima esquina en caso que el sentido sea el mismo.
Cruzamos un par de palabras, deseándonos un buen día, con un par de preguntas que no van más allá de algún resultado futbolístico o de cómo fue la venta de la jornada anterior.
El lunes me sorprendió con la pregunta, soltando un tímido “¿tiene un minuto maestro, quiero que me explique que es la identidad y el sentido de pertenencia? Lo leí varias veces y creo saber por donde va, pero no estoy del todo seguro. El otro día lo escuché en la radio y el tema me quedó dando vueltas por la cabeza.
Entonces, el banco de la plaza, la sombra, y la tranquilidad de un día de enero con las palomas como visitantes se convirtieron en tierra fértil para intentar acercar una explicación o una opinión sin pretender transformarla en enseñanza o en sembrar una percepción puramente personal.
Arranqué por el lado del fútbol, que me salva siempre a la hora de los ejemplos.
“Identidad y sentido de pertenencia es una persona o un grupo que está orgulloso del lugar en el que vive, juega, trabaja o se desarrolla.
Puede ser un futbolista, un dirigente, un trabajador, un dirigente, un funcionario. Ese orgullo tiene que sentirlo y transmitirlo, que se le note en la cara. Y expresarlo, cada vez que pueda, porque estará contagiando y sumando voluntades.
Querer el club, el barrio, el pueblo o la ciudad. Allí está parte de lo que querés saber. Un club que juega con casi todos futbolistas de su semillero, de su trabajo formativo en divisiones inferiores y sólo apela a un par de refuerzos está construyendo sentido de pertenencia. También el que adquiere la indumentaria (camisetas, pantalones, medias), botines y pelotas a proveedores de tu comunidad o región.
Te digo más y te lo traslado a una empresa o comercio. En caso que el negocio sea próspero y las circunstancias te obliguen a comprar insumos o contratar marketing o publicidad en otros ámbitos nunca te olvides de tu comarca porque aquí están los que te empujaron hacia arriba.
En estos casos pibe te diría que los socios fundadores no olvidan las raíces, la pérdida de los valores llega con la segunda o tercera generación, es ahí donde los vidrios polarizados les nubla la vista y la falta de empatía ya les anudó el corazón y les cosió los bolsillos.
Levanto la vista para mirarlo a los ojos y está atento, entusiasmado, buscando más ejemplos.
Entonces prosigo.
“Lo tuyo es un buen ejemplo de identidad y sentido de pertenencia. ¿Dónde comprás estos artículos? Seguro que aquí a la vuelta o en algún local de la ciudad. ¿Y a quien le vendés? ¿Y con la plata que juntás donde comprás el pan y la carne? ¿Y si tenés que ver un partido de fútbol cuál preferís, ir a la cancha a ver uno de los nuestros o sentarte a ver alguno que ofrece la TV?
-Creo que voy entendiendo…pero ¿puede seguir?
Claro. En la vida hay muchas personas de buen pasar, algunos empresarios, otros candidatos a serlo y otros serviles a sus superiores con aires de grandeza sin darse cuenta que constituyen un número al que borrarán a la primera de cambio cuando las cuentas no cierren. A esas personas el fútbol no los atrapó nunca, ignoran a los clubes o a las instituciones de servicios, creen que deben ser sostenidos por el Estado (ya sea en un pueblo o en una ciudad) y que ellos, ya sea individualmente o del puesto que les toque desempeñar en alguna empresa privada o institución no tienen ninguna obligación para con el deporte y la sociedad. No ven más allá de sus intereses o conveniencias, no les importa la inclusión, el bienestar colectivo, conocer que el fútbol, como tantos otros deportes, une, construye y a su manera educa. Alguien que juega al fútbol o practica deportes tiene salud, hábitos de higiene, se preocupa por comer sano para estar fuerte y poder rendir, observa a su alrededor e incorpora costumbres de buena educación, saluda, mira a los ojos, dice gracias…
-¿Usted está seguro que todo eso tiene que ver con la identidad y el sentido de pertenencia?
Ni lo dudes. Todo eso y mucho más.
Como mantener esta histórica Plaza Centenario limpia, cuidar el río, defender lo nuestro, protegerlo, embellecer todo tu entorno si es posible. Fijate que empezamos hablando de fútbol y ya vamos por el río o la Plaza. Ves, es un todo.
Me quedé pensando en los que no se preocupan por nuestros clubes ni las entidades, don.
Hay en todos lados pibe, y abundan. Muchos de esos son tipos que están impermeabilizados, tienen como una cobertura de tarjeta de crédito que creen que los hace inmune. En muchos casos serán exitosos en la vida, pero prestá atención en algo, la mayoría son individualistas, y cuando los veas en conjunto es porque “contratan reidores” como algunos humoristas modernos.
Esos no están ni estarán en los clubes. Le huyen a esos lugares, es un ámbito que no les gusta, los incomoda. En muchos casos porque no entienden el juego y le tienen miedo al rídiculo, en otros porque temen que les pidan algo (suempre creen que es parte de su dinero) y te diría que hay algunos que piensan que el fútbol (por ejemplo) no es un lugar para gente de su clase.
Ahora que Ud. dice esos nunca me compran…
Y ni te van a comprar. Porque son de los que ni siquiera el pan que ponen en la mesa familiar es de la panadería de la esquina o del negocio del pueblo.
No te preocupes, dejalos, allí, en esos cuerpos no habitan la identidad y el sentido de pertenencia. Hay que aprender a elegir las batallas…no todo el mundo merece tu atención…menos tu compañía. La tranquilidad no se negocia….
Gracias por estos minutos. Creo que comprendí y me dio la respuesta que necesitaba.
Le pagué las dos bolsitas de praline y le devolví una, porque con la diabetes y la insulina no se jode.
Inmediatamente me “chocó los cinco”, fiel a su costumbre, la abrió y la repartió con las palomas que permanecían junto al banco.
Se quedó pensativo un instante y se levantó. Había entendido TODO.