Debutaron pibes, se entusiasmaron los más grandes, aparecieron futbolistas nuevos y algunos se cansaron de hacer goles (más de 3 por encuentro arrojó el promedio) y en todos los partidos del torneo Nocturno hubo festejos ya que ¡no se registró ningún 0 a 0!
Muchos que no entendieron que esta iniciativa tiene raíces muy profundas en la historia se perdieron la oportunidad de promover juveniles y de participar del conmovedor proceso de la resurrección.
Quedaron postales para el recuerdo.
Los pibes de Unión Social de Alto Alegre trepados al alambre para celebrar la Copa de Plata dejando atrás derrotas y sinsabores acumulados en el tiempo.
Los jugadores de Juventud de Ausonia queriendo prolongar en la Placita y ante su gente en la tribuna una fiesta que representa un título y la alegría futbolística más significativa en décadas.
La cámara de Mili Simonetta y su streaming para acercarle a la gente que no pudo concurrir -por los bolsillos flacos unos y por comodidad otros- las imágenes de las finales.
Los pasillos ordenados para evitar problemas que, como quedó demostrado, pueden solucionarse con previsibilidad (buen trabajo Marcela García).
El ir y venir de Martín Giachello para informar al instante en todos los partidos del Nocturno.
La predisposición de cada uno de los empleados municipales para aportar las soluciones que estén a su alcance y la decisión del Gobierno Municipal a través del Ente de Deportes facilitando el estadio más emblemático de nuestro fútbol para la realización del certamen veraniego.
Y los dirigentes de los otros clubes, además de los participantes, que se fueron acercando atraídos por la repercusión que el Nocturno había generado.
La correcta suspensión del día 28 por la lluvia y la amenaza de la tormenta fue una decisión acertada, adoptada por un presidente que vio mucho más allá de los densos y negros nubarrones de esa noche en Villa María y la zona.
El primer torneo del año superó largamente aquel objetivo inicial de brindarle más partidos a los que menos juegan.
El Nocturno fue integrador e inclusivo. Y vino para quedarse.
El fútbol volvió a brindar otra lección que debe ser aprendida: hay que escuchar y prestarle atención a los que tienen ganas y canas. Un corazón inquieto asociado con la sabiduría y experiencia que aportan el paso del tiempo conducen, casi siempre, a buenas decisiones.
Y hablando de lecciones…el campeón fue…El equipo del Profesor.