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EL GOL INMORTAL cumple 40 años

 

EL GOL INMORTAL

 

Por Alberto Arce (p).

 

Estar esa noche en “La Placita” fue asistir a un partido que quedó marcado a fuego en el fútbol villamariense.

Alumni fue el gran protagonista, pero esa noche en el estadio estuvieron los que concurrían siempre a alentar al fortinero encabezados por el inolvidable Pato Cortez y su trompeta y como sucede hasta hoy los que también iban por inercia, algunos entusiasmados que se contagiaban  de los más fanáticos, otros que se mostraban como neutrales, pero se sabía que eran simpatizantes de otros clubes locales y de la región, y hasta los anti (siempre los hubo) se daban una vuelta para después tener argumentos en la mesa de café o en las discusiones del día siguiente. Pasó antes, pasa ahora.

Los protagonistas: Alumni y Belgrano. El Alumni de Stobbia; Gamarra, Rapetti, Cáceres y Formía; Sánchez, Molina y el griego Hiotidis; Beltramo, Salinas y Agonil.

Enfrente, Belgrano con Ramos; Acevedo, Vega, Gáspari y Olivera; Cantarini, Ludueña y Chaparro; Blasón, Leyva y Delgado.

Detrás del arco de calle San Juan habia una tribuna gigante, instalada para ese partido exclusivamente, y la capacidad de la cancha trepó a los 8.000 espectadores. Ni antes ni después, la Plaza Ocampo albergó tanta gente.

El partido lo comenzó ganando Belgrano con un tempranero gol de Raúl de la Cruz Chaparro (a los 9’ de juego) y diez minutos después lo empató el “Rulo” Agonil.

En el segundo tiempo cuando se jugaban 10’ Salinas, que no estaba bien físicamente, se lo llevó a Miguel Ludueña a los vestuarios. Roja para los dos. Y Belgrano en ese momento perdía mucho más que Alumni, porque Salinas no estaba para jugar y Ludueña manejaba los hilos en el mediocampo celeste.

Sobre los 29’ Olivera también se fue expulsado, Belgrano con 9, Alumni con 10. Y el fortinero que se animó contra el gigante, imbatible en ese torneo y con un prolongado invicto que había comenzado en la temporada anterior y se prolongaba en la del año que recién comenzaba.

El partido se encaminaba hacia un empate que favorecía al equipo que dirigía Victorio Nicolás Cocco, que se mantenía arriba en la tabla, sin compañías. Alumni necesitaba ganar para acortar distancias y tener chances de acceder al Nacional de ese año (1985).

Desde el banco fortinero sólo había saltado el “Bombardero” Rubén Guillen reemplazando al juvenil “Pelé” Sánchez (la aparición futbolística más trascendente de esa época) y Alumni presionaba, pero Belgrano construía murallas en el fondo y amontonaba voluntades en el medio.

Le quedaban 4’ al partido más el descuento y el “Gaucho” Beltramo, puntero derecho toda su vida pero en ese momento en el sector opuesto, con pierna izquierda envió una pelota en forma de centro que se fue cerrando por detrás de los ojos desorbitados de Juan Manuel Ramos, metiéndose en el segundo palo.

La ciudad no tiene registro de un gol gritado con tanta pasión y euforia. La victoria dejaba a Alumni segundo y en los umbrales de un Nacional.

Para muchos que esa noche estuvieron en la Plaza Ocampo ese fue el gol “dinosaurio”, el más recordado por los hinchas, el que en cada aniversario el querido “Gaucho” Beltramo le agrega detalles a la narración, sacándole brillo en el relato, aunque una sonrisa cómplice permitirá deducir que la intención fue un centro que complicara a la defensa visitante.

Lo explicará muchísimas veces más. Y vale la pena escucharlo, porque le agrega matices, lo embellece, lo convierte en algo único, como una joya, una pieza de colección. El sabe perfectamente que ese fue y seguirá siendo por los tiempos de los tiempos UN GOL INMORTAL.

 

(Ph: El Diario. Gracias por la fotografía. Extensivo a Gustavo Ferrandans y José Luis Arcas).

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