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Dalma Pérez, la árbitra cordobesa que rompe barreras dentro y fuera de la cancha

 

Entrevista Beto Arce – Ph: Leo Pierantonelli

 

El arbitraje femenino sigue ganando espacio en Argentina, y Dalma Pérez es una de las protagonistas de este avance. Con 28 años, se convirtió en la primera mujer surgida de la Liga Cordobesa en firmar contrato con AFA y dirigir en sus categorías. Pero su esfuerzo no se limita al fútbol: además de ser árbitra, es enfermera en la clínica Vélez Sarsfield de Córdoba. Su día a día transcurre entre guardias, entrenamientos y viajes, reflejando el doble esfuerzo que muchas mujeres deben hacer para mantenerse en el arbitraje mientras sostienen otros trabajos.

—Dalma, ¿cómo descubriste tu interés por el arbitraje?
—Fue por mi mamá. Yo jugaba al fútbol, pero me lesionaba mucho. Un día me dijo: “Hacete árbitro así no te lastimás más”. Al principio lo tomé como un chiste, pero después empecé a investigar y me di cuenta de que era una posibilidad real. En ese momento, había pocas mujeres en el arbitraje y me gustó la idea de desafiar ese límite.

—¿Cómo combinás tu trabajo como enfermera con el arbitraje?
—No es fácil. Tengo guardias largas en la clínica y muchas veces salgo de trabajar y me voy directo a entrenar o a dirigir. Es un desgaste físico y mental, pero es lo que elegí. El arbitraje no siempre es suficiente para vivir, así que muchas de nosotras tenemos otros trabajos. En mi caso, la enfermería es otra vocación que me apasiona.

—¿Cómo fue tu primer partido como árbitra?
—Fue en inferiores y me costó muchísimo. Recibí muchas críticas y en el entretiempo me encerré en el vestuario a llorar. Pensé en no salir, pero alguien me hizo un llamado de atención: “Terminá lo que empezaste y después decidís si esto es para vos o no”. Ese comentario fue clave. Salí, terminé el partido y entendí que esto era lo mío. Desde ahí, me propuse mejorar en cada encuentro.

—¿Cómo es ser mujer en un ámbito históricamente masculino?
—Hemos avanzado mucho, pero todavía hay desafíos. Algunos equipos no nos aceptan de la misma manera que a los árbitros varones, y a veces las protestas tienen otro tono. Nosotras tenemos que demostrar el doble para que se valore nuestro trabajo, pero la clave está en la preparación y en el manejo del partido.

—¿Ha cambiado la percepción sobre las mujeres árbitras?
—Cada vez hay más respeto. En la tribuna todavía se escuchan comentarios machistas, pero dentro de la cancha los jugadores y entrenadores nos ven con más naturalidad. Al principio costaba que nos asignaran finales o partidos importantes, pero hoy estamos en esas instancias y eso demuestra el avance.

—¿Cuál fue tu partido más especial?
—La final entre Alumni y Alem, donde fui asistente. La previa fue intensa, había mucha expectativa y el estadio estaba lleno. Hubo una gran planificación y concentración. Cuando salimos a la cancha, sentí una adrenalina increíble. Esos momentos son los que te confirman que todo el esfuerzo vale la pena.

—¿Cómo ves el avance del arbitraje femenino en Córdoba?
—Hay muchas chicas con talento, pero la motivación a veces se complica porque en algunos lugares todavía hay resistencias. Aun así, el apoyo entre nosotras es fundamental y cada vez somos más. Eso ayuda a que el crecimiento sea sostenido.

—¿Qué mensaje le darías a quienes quieren ser árbitras?
—Que se animen, que no se dejen desmotivar y que tengan paciencia. El camino no es fácil, pero tiene muchas satisfacciones. Hay que confiar en una misma y seguir adelante, incluso cuando parezca difícil.

—¿Cuáles son tus objetivos?
—A corto plazo, seguir creciendo en AFA y dirigir más instancias definitorias en las ligas. A largo plazo, me encantaría lograr un contrato FIFA y poder estar en torneos internacionales.

El camino de Dalma Pérez es una muestra de que la pasión y la constancia pueden derribar cualquier obstáculo. Pero su historia no es única: el arbitraje femenino en Córdoba sigue creciendo y sumando referentes. Alba León es otro ejemplo, ya consolidada en los torneos de AFA y en finales regionales, al igual que muchas otras árbitras que vienen ganando terreno. Cada paso que dan abre puertas para las que vienen detrás, demostrando que el arbitraje ya no es solo cosa de hombres.

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